jueves, 20 de noviembre de 2008


Por mi gente

Gracias a la buena actuación del arquero Salomón Libman, Alianza Lima superó 2-1 al José Gálvez y se aleja de los últimos puestos de la tabla acumulada.

Aún no terminaba el partido y todos querían correr a abrazarlo. Salomón no quería recibir muestras de cariño a pocos segundos de que finalice el partido, ni mucho menos un gol. Aún Claudio Velásquez tenía sus últimas chances de patear contra su arco y ya se resignaba. Aún Richard Páez seguía dando indicaciones, pero dentro de él le agradecía a Dios el haberse puesto hoy la camiseta de Alianza. Para ser más específico, se puso la del arquero. Y claro, en su espalda decía: Libman.

Alianza Lima hoy no podía perder. Se jugaba la vida ante los más de 20 000 hinchas que se acercaron hoy al recinto de Matute. Por más que muchos vieran el partido en el “Verídico de Fidel”, una cevichería que se encuentra al costado del estadio, todos debían alentar a un equipo que, más que gritar arriba Alianza, necesitaba sumar en la cancha al jugador número 12 para ganar los 3 “Anhelados” puntos.

El partido comenzó a pedir de boca para los de La Victoria. Minuto 9. El pequeño Carlos Fernández remata al arco tras un desborde por la banda izquierda. 1-0. Aunque Muro fue su cómplice, el pequeño Fernández celebró el gol cómo si fuese el pase a cuartos de final de la Sudamericana. No era para menos. Se comenzaba ganando.

Montaño y Ciurlizza tuvieron una muy destacada actuación en el primer tiempo. El primero, con maniobras mágicas con el balón que permitían a Alianza llegar a arco rival. El segundo, trabó en los momentos justos pero por sobre todo salió jugando cuando pudo. Pero está muy bien dicho que el fútbol vive de goles. El “Zorrito” Aguirre –al parecer- olvidó por completo esa frase durante todo el primer tiempo: falló tres oportunidades claras de gol.

El segundo tiempo tendría sólo un nombre: Salomón Libman. Y es que a pesar de que Alianza fue superior, más aún con el ingreso de Alexander Sánchez, José Gálvez se adueñaría del partido después de un breve lapso: minuto 12, gol de Aguirre, Alianza festeja. Todo lo que vino después de ese minuto fue para el equipo de Chimbote que, luego de 12 minutos, dio la primera señal de alarma. Claudio Velásquez anotaría el descuento al minuto 24. Los fantasmas del descenso se le volvían a aparecer a Alianza Lima.

Llegaban una, y otra, y otra vez al arco de Libman pero nada. El Arquero, hasta el último minuto, estuvo excepcional. Atajó balones casi imposibles. Claudio Velásquez no podía creer nada. Richard Páez creía en todo, más aún, en su arquero. Pitazo final. 2-1. Hoy quedará grabado en la memoria de todos los hinchas aliancistas –y de los jugadores- que Alianza sabe surgir de los momentos difíciles. A excepción de Libman, que nunca querrá sacarse la camiseta que un día Dios sudó.

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